Contexto de discusión
El propósito es pensar, discutir y preguntarnos sobre el tema de participación infantil y con el fin de visualizar un horizonte más amplio para entender la práctica que llevamos a cabo con los niños.
En primera instancia hablaremos de manera muy general sobre lo que está pasando en nuestro país en términos de los cambios dentro del sistema político. Podemos decir que los esfuerzos de la última década por democratizar a la sociedad se han visto acompañados por una mayor apertura a la participación de la sociedad civil y a la consideración del respeto a los derechos humanos. Esto ha significado un cambio paulatino en las formas de relación entre gobernantes y gobernados que enfatiza la necesidad de escuchar las diferentes voces de los sectores que conforman la sociedad.
La reflexión sobre la participación infantil debe verse entonces dentro del contexto de las estrategias que tienen diversos grupos y comunidades para ejercer presión sobre el estado, y cuyo impacto supone una transformación en los valores, actitudes y creencias vinculadas con el comportamiento político. De antemano reconocemos los enormes obstáculos que existen para construir una cultura política participativa, y por ello hacemos tanto énfasis en la necesidad de incluir a niños y niñas dentro de este proyecto a mediano y largo plazo.
Como una primera parte pensaremos sobre la manera en que ha sido y sigue siendo considerada la niñez en nuestra cultura, puntualizando la gran diferencia que implica pensar en la infancia desde el texto que ha propuesto la Convención sobre los derechos de la niñez, sobre todo por aquellos artículos que se refieren al derecho a la participación. Es evidente que la Convención ha empezado a tener una cierta influencia en el discurso social, pero que su aplicación real y concreta está apenas construyéndose y enfrentándose a grandes resistencias.
En México la experiencia en cuanto a participación infantil ha sido enfocada a la Aplicación y Defensa de los Derechos, esta se ha llevado a cabo a través de consultas de voto que ha realizado el IFE durante las elecciones federales, además de la participación de la Secretaría de Educación Pública, Secretaría de Salud, DIF, SEDIF, CND, así como de organismos internacionales como la ONU, la iin (Inter-american Childrens Institute) y de las que han resultado las siguientes conclusiones:
1. Entendemos la participación como base de los Derechos Humanos, de la democracia y construcción de ciudadanía y por tanto, es fundamental en la construcción de una agenda democrática para la región.
2. El Estado es el garante del derecho a la participación y en consecuencia debe ofrecer las condiciones para que se realice en el marco de la consagración de los derechos sociales, económicos, políticos y culturales, porque la pobreza y exclusión presente en nuestras democracias cuestiona la misma idea, concepción e impacto de la participación.
3. La necesidad de construir y potenciar una Agenda política y legislativa de promoción del derecho a la participación en los diferentes niveles territoriales (nacional, departamental, municipal, local) con verdadera voluntad política, evidenciada en el nivel de prioridad y en la asignación presupuestal en las políticas, planes y programas dirigidos a promover la participación en los diferentes ámbitos de socialización del niño, niña y adolescente (familia, la escuela, la comunidad y los asuntos públicos). De igual forma esta agenda pública debe incluir políticas, planes y programas de promoción de este derecho a lo largo de todo el ciclo de vida del niño (0 a 18 años).
4. Promover la participación en el marco de una red social y de servicios integrales a partir de un enfoque de protección integral con carácter territorial y descentralizado, que fortalezca la organización de niñas, niños, adolescentes y jóvenes y genere condiciones de movilización y actoría social.
5. Reconocer e impulsar el componente cultural, étnico, territorial y de género de la participación en las políticas, planes, programas y proyectos generales y específicos dirigidos a la promoción del derecho a la participación, para lograr una mayor y mejor comprensión del niño, sus hábitos e imaginarios culturales, así como, de las concepciones del adulto y de las formas de relacionarse adulto-niño, en las prácticas cotidianas de interacción.
6. Implementar programas, proyectos, mecanismos y espacios que permitan reconocer la contribución de la participación en la construcción del propio proyecto de vida del niño en el marco de un diálogo intergeneracional y con la comunidad que permita la sostenibilidad de su proyecto de vida.
7. Construir estándares en el marco del derecho del niño y en el contexto de la ética como directrices para operadores del sistema que acompañan los procesos de participación infantil de niñas, niños y adolescentes en el ámbito de las relaciones cotidianas a nivel territorial.
8. Establecer mecanismos de interlocución e incidencia política y de toma de decisiones en los diferentes niveles territoriales como por ejemplo Consejos Consultivos de carácter nacional, estatal, municipal e internacional.
9. Promover la gestión de conocimiento entorno al derecho de participación. Incluye acciones de:
• Resignificación del concepto de participación, de sus alcances e impactos
• Producción de indicadores sobre participación y sistema de seguimiento y monitoreo al derecho.
• Sistematización, debate e intercambio de experiencias
• Producción y circulación del conocimiento dirigido a los mismos niños y a los adultos que los acompañan.
• Partir de las lecciones aprendidas sin olvidar la historia, la reflexión y la retroalimentación permanente sobre lo avanzado en cada sesión y proceso.
• Fortalecer el uso de tecnologías en la producción y difusión del conocimiento.
• Formación de adultos, facilitadores y acompañantes desde un enfoque de derechos y de respeto por la diversidad cultural, étnica, territorial y de género.
• Inclusión del tema en las líneas de investigación en universidades y centros especializados.
10. Fortalecimiento de Alianzas entre la sociedad civil, gobierno, medios de comunicación y sector privado para lograr avances significativos en la realización del derecho a la participación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
La participación infantil está basada en los principios de los instrumentos legales internacionales sobre los derechos de la infancia, por lo que antes de analizar y valorar la participación infantil como un derecho, vamos a hacer un recorrido histórico sobre la concesión de los derechos del niño y la niña a lo largo de la historia y el papel que han jugado las Naciones Unidas para que la mayoría de los estados miembros de este organismo hayan ratificado la Convención Internacional de Naciones Unidas de los Derechos de la Infancia. La garantía de los derechos de la infancia es sumamente importante, y habrá que valorar la relevancia que tienen estos hitos jurídicos para, entre otras cuestiones, el reconocimiento de la participación social de los niños y de las niñas.
La Declaración de Ginebra (1924)
Englantyne Jebb, fundadora de Save the Children, es la promotora de la declaración aprobada por la Sociedad de Naciones en 1924 en Ginebra. Esta primera declaración es el antecedente por excelencia de la Declaración de los Derechos de la Infancia de 1959 y de la Convención sobre los Derechos de la Infancia de 1989, y en ella elabora una serie de puntos centrales para la protección de los niños y de las niñas. No se habla de derechos, pero contiene cinco principios referentes a la alimentación, enfermedad, marginación, abandono, orfandad, y el desarrollo moral, físico y mental de los niños y de las niñas.
Es la primera vez que se admite que la infancia tiene unas necesidades diferentes
a las que tienen las personas adultas y que, consecuentemente, los estados tenían que encargarse de ellas ante situaciones de necesidad.
La Declaración de los Derechos de la Infancia (1959)
El 20 de noviembre de 1959, Naciones Unidas aprueba la Declaración de los
Derechos de la Infancia. Se trata de un documento de intenciones para los países que la ratificaron en su momento y de un avance histórico en el reconocimiento de los derechos de la infancia.
Esta declaración anuncia 10 principios básicos de protección para los niños y las niñas, y se basa en que son objeto de derecho, es decir, se otorgan derechos desde una perspectiva adulta, pero no son el sujeto de derecho. O de otro modo, no contiene mecanismos que garanticen el cumplimiento de los derechos que se enuncian en ella, tan sólo hay una descripción de los mismos.
Principios de la declaración de los derechos de la infancia (1959)
1.- El derecho a la igualdad sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, posición económica, nacimiento, etc.
2.- Cualquier menor gozará de una protección especial para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente. La consideración fundamental ha de ser el interés superior del niño o de la niña.
3.- Derecho a un nombre y una nacionalidad.
4.- Derecho a gozar de salud y tener acceso a la alimentación, vivienda, y servicios médicos adecuados.
5.- Derecho de los niños y niñas que tengan alguna minusvalía o discapacidad a recibir cuidados especiales.
6.- Derecho a un desarrollo pleno y armonioso, amor y comprensión en el ámbito familiar, de la sociedad y de las autoridades públicas.
7.- Derecho a la educación gratuita, obligatoria en las etapas elementales.
8.- Derecho a tener preferencia de asistencia en caso de desastres.
9.- Derecho a protección para evitar toda forma de abandono, crueldad y explotación, y a establecer una edad mínima de acceso al trabajo.
10.- Protección contra la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole.
Han de recibir educación dentro de un espíritu de comprensión y tolerancia.
Desde estas líneas queremos valorar la importancia que tuvo la aprobación de la declaración de 1959, porque en ella queda reconocida, por la mayoría de los estados, la importancia de la protección de la infancia, y la diferencia de sus necesidades en comparación con las que tienen las personas adultas. Fue uno de los primeros pasos para posteriormente configurar el instrumento internacional más ratificado por parte de los estados que conforman Naciones Unidas: La Convención sobre los Derechos de la Infancia.
La Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de la Infancia (1989)
El Año Internacional del Niño proclamado por la ONU en 1979 fue un antecedente importante para la elaboración del documento de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño de 1989, porque se decidió completar la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 y cubrir los vacíos legales existentes.
Durante 10 años un grupo de expertos elaboró las bases de la Convención sobre los Derechos de la Infancia. Esta convención, ratificada por todos los países miembros de la ONU a excepción de Estados Unidos, vincula al cumplimiento de sus 54 artículos y a modificar las legislaciones nacionales que no sean coherentes con ella.
Por primera vez, se reconoce que los niños y las niñas son una parte activa de la sociedad, y pasan de ser objeto de derechos, es decir, objeto de los derechos que las personas adultas otorgan, a ser sujetos de derechos, esto es, a poseer derechos inherentes a su edad infantil que no tienen que ser concedidos porque se tienen ya.
Categorías de la convención
Susan Fountain, en su libro ¡Nada más Justo!, publicado por UNICEF, divide los artículos de la Convención en cuatro amplias categorías:
• Derechos a la supervivencia:
Abarcan el derecho de cualquier menor a la vida y a tener cubiertas las necesidades más fundamentales para la existencia. Entre éstas se incluye un nivel de vida adecuado, hogar, alimentación y acceso al sistema sanitario
• Derechos al desarrollo:
Contemplan el acceso a una serie de factores que los niños y las niñas necesitan
para alcanzar su mayor potencial. Algunos ejemplos de este tipo de derechos son:
el derecho a la educación, al juego, a las actividades culturales, a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, etc.
• Derechos a la protección:
Estos derechos exigen que se proteja a la infancia de todas las formas de abuso,
abandono y explotación, tales como la tortura, abusos del sistema de justicia criminal, participación en conflictos armados, trabajo infantil, consumo de drogas, explotación sexual y atención a los refugiados y refugiadas menores de edad.
• Derechos a la participación:
Permiten a los niños y niñas asumir un papel activo en sus comunidades. Estos derechos incluyen la libertad de expresar opiniones, de hablar sobre los asuntos que afectan a la propia vida, de asociarse y de reunirse con fines pacíficos.
Algunas definiciones de participación infantil
UNICEF define participación infantil como el "proceso por el que se comparten decisiones que afectan a la propia vida y la vida de la comunidad en la que uno habita. Es el medio por el cual se construye la democracia, y es un patrón que debe servir para las democracias"
La Plataforma de Organizaciones de Infancia, en su publicación Participación infantil en el tiempo libre, define participación infantil como un "proceso gradual de aprendizaje, que pasa por diferentes etapas, mediante el cual los niños y niñas comparten decisiones que afectan tanto la vida propia como la de la comunidad. La participación es un medio, no un fin en sí misma, un componente fundamental mediante el cual construimos la democracia y ejercemos el derecho de ciudadanía, entendiéndola de manera inclusiva, donde los grupos se relacionan en una situación de igualdad".
Metodología
La metodología que planteamos utilizar como propuesta formativa de la participación infantil está basada en la metáfora de la Escalera de participación de Roger Hart que está dispuesta en dos niveles, los participativos y los no participativos.
Niveles no participativos en la escalera de Roger Hart
1.- MANIPULACIÓN: En este "escalón" ni se consulta ni se informa a los niños y
niñas de una acción, participan pero sin comprender por qué. Un ejemplo de ello
puede ser hacer que participen en una manifestación un grupo de niños y niñas, sin haberles explicado el motivo ni pedir su opinión.
2.- DECORACIÓN: Los niños y niñas participan en un acto "como escaparate", sin
haber siquiera escuchado sus impresiones sobre el tema. Esta presencia obedece
más a lo bien que se lo puedan pasar, o a lo que les vayan a regalar por asistir,
que al motivo por el cual se organiza esa actividad. Un buen ejemplo es la concentración en la que niños y niñas sueltan globos blancos el Día Internacional de la Paz.
3.- SIMBOLISMO: Cuando de manera simbólica se cuenta con la infancia para que dé su opinión sobre temas que le afectan, pero sin que estas opiniones tengan realmente una incidencia ni sean representativas de los grupos de los que se supone que son portavoz. Por ejemplo, una niña haciendo una declaración sobre la paz en el mundo para un acto oficial de un ministerio, en representación de todas las niñas y niños.
Estos tres niveles no deberían ser tomados como referencia por ninguna entidad que trabaje con infancia y que crea en la relevancia de la participación infantil. Si se tuvieran en cuenta se retrocedería a la consideración de que niños y niñas son algo así como un objeto, en el sentido de utilizarse como escaparates, floreros, una imagen tierna para hacer una foto, algo gracioso (en algunas situaciones se suele dar bastante seriedad o credibilidad a las opiniones que da la infancia: ¡Fíjate qué lindo lo que dijo!), o se muestra menores haciendo el papel de personas adultas y hablando con bonitos discursos aprendidos.
La experiencia nos indica que hay muchos equipos educativos que utilizan algún modelo de este tipo. En ocasiones la manipulación es habitual en la relación equipo educativo-infancia, ya que nuestro estatus de personas adultas favorece que organicemos actividades que, según nuestro, criterio son las únicas y las mejores, aunque en realidad se trate más bien de las que sabemos hacer y nos gustan.
Niveles participativos en la escalera de Roger Hart
4.- ELECCIÓN POR ASIGNACIÓN, PERO CON INFORMACIÓN: Cuando comprenden el significado de un proyecto o acción para la infancia y lo comparten, aunque no hayan tomado parte en las decisiones, y desean participar. Un ejemplo puede ser un mercadillo organizado por una asociación juvenil para recaudar fondos destinados a un proyecto de un país en vías de desarrollo. Los niños y niñas participan en el mercadillo pero no deciden dónde va a ir ese dinero.
5.- CONSULTA E INFORMACIÓN: Un proyecto dirigido a la infancia que tiene en cuenta a los niños y las niñas para recoger e incorporar las propuestas que puedan realizar, aunque lo diseñen y gestionen las personas adultas. Una muestra de este nivel de participación serían las consultas a menores en la realización de un plan de infancia de un Ayuntamiento, y que después se diera a los niños y niñas información de lo que se ha realizado.
6.- INICIADO POR LAS PERSONAS ADULTAS, COMPARTIENDO DECISIONES
CON LA INFANCIA: Se da un paso más en la escalera de la participación, ya que se involucra a la infancia en el proceso de toma de decisiones, que son compartidas con las personas adultas. Se trataría de incorporar en la metodología de la asociación espacios de participación, como puedan ser las asambleas. Un buen ejemplo sería una ludoteca en la que expresen y decidan, conjuntamente con el equipo educativo, los juegos y talleres a realizar.
7.- INICIADO Y DIRIGIDO POR LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS: Un auténtico ejemplo de participación, situado en un nivel superior de la escalera, es el de un grupo de niños y niñas organizándose para cualquier juego. En las iniciativas de proyectos de tiempo libre encontramos bastantes ejemplos dentro de las acciones que se proponen, organizan y dirigen sin la intervención de personas adultas, como puede ser el caso de la preparación de una obra de teatro, un campamento, etc.
8.- INICIADA POR LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS, LAS DECISIONES SON COMPARTIDAS CON LAS PERSONAS ADULTAS: Aquí es donde realmente se cree en la potencialidad de la infancia. No es fácil encontrar ejemplos en este nivel de la escalera.
Además, es importante añadir que, dentro de un proyecto de participación infantil, hay que tomar en consideración la edad de los niños y niñas que participan activamente, ya que a mayor edad menor debería ser la intervención de las personas adultas, pues es preciso respetar la creciente autonomía que reclaman según van llegando a la adolescencia.
Estos ejemplos tomados de España nos hablan de los elementos que les han ayudado a que la participación infantil se lleve a cabo. Entre ellos hay que tomar en cuenta lo siguiente:
Al participar se aprende participando
Al participar se aprende participando. La participación es, pues, un medio y un valor en sí misma, por lo que el derecho a la participación debe ser conocido, a la vez que deben existir las condiciones para poder ejercerlo. Y no existe mejor forma para educar en y para la participación que participando. No se puede pretender que primero aprendamos qué es participar y que después, un buen día, pasemos a ejercer la participación, porque no se puede educar teóricamente en y para la participación.
En el contexto asociativo juvenil en el que la infancia participa se desarrollan unas metodologías educativas que responden a las cuatro dimensiones de la educación.
Según el Informe Delors, "la educación encierra un tesoro", y, como destaca Jaume Trilla, los siguientes elementos capacitan al ejercicio de la participación: a prender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y juntas y aprender a ser.
• Aprender a conocer: Se requieren una serie de conocimientos e información para poder participar, empezando por saber que constituye un derecho. De manera que es imprescindible la formación para tener acceso a la información, a saber buscar, seleccionar y elaborar el conocimiento pertinente. Es un elemento necesario para desarrollar la capacidad crítica, juzgar, valorar, tener ideas propias...
• Aprender a hacer: Hay que conocer las capacidades que nos permiten hacer frente a innumerables y diversas situaciones, y a trabajar en equipo, por lo que es imprescindible adquirir las habilidades, destrezas, actitudes y valores relacionados con la participación, así como conocer sus procedimientos.
• Aprender a vivir juntos y juntas: Saber convivir y desarrollar la comprensión hacia las demás personas, sin olvidarnos de reconocer nuestra interdependencia –realizar proyectos comunes y prepararse para tratar los conflictos-, son centrales para una participación que respeta los valores de pluralismo, entendimiento mutuo y paz.
• Aprender a ser: Además de lo anterior, es importante fomentar el desarrollo de la propia personalidad para estar en condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal. Aprender a ser no es otra cosa que, como dice Meirieu, el desarrollo de la propia identidad, el permitir la construcción de sí como ciudadano o ciudadana que ha recibido la herencia de una historia para saber qué está en juego, para comprender el presente e inventar el futuro.
Claves finales
Recomendaciones prácticas para la promoción efectiva de la participación, recogidas de Gerison Lansdown.
- Escuchar las prioridades de la infancia.
-Tener claro lo que se quiere conseguir.
- Fijar claramente los límites de la actividad propuesta.
- Hacer las búsquedas necesarias.
- Estar en disposición de consultar a la infancia sobre los métodos de participación.
- Recordar que la infancia no forma un grupo homogéneo.
- Destinar el tiempo que se requiera.
- Disponer de los recursos necesarios.
- Recordar que es importante trabajar con las personas adultas.
- Estar en disposición de recibir protestas y contestaciones.
- No subestimar a la infancia.
- Determinar los indicadores de los objetivos participativos de una eficaz colaboración con la infancia.
- Reconocer que cometemos errores y que nos equivocamos.
Herramientas para la participación infantil:
La conversación
A partir de la discusión y de la conversación los niños y las niñas descubren los diferentes puntos de vista y llegan a un consenso. Jean Piaget argumentó que si los niños y niñas están siempre sujetos a la autoridad y no tienen oportunidad de establecer reglas en relaciones de respeto mutuo, no pueden desarrollarse como personas autónomas. Así pues, la participación de la infancia no es solamente un enfoque para el desarrollo de un infancia socialmente más responsable y más cooperativa, sino que es el camino para el desarrollo de una persona psicológicamente sana.
¿Para qué sirve la conversación?
- Para reconocer la capacidad que tienen otras personas de decir cosas interesantes.
- Para incorporar nuevos planteamientos a nuestras ideas.
- Para la crítica a la intervención educativa.
- Para reflexionar, generar espacios de silencio y tomar distancia.
- Para interesarse por la gente que no dice nada.
Claves para fomentar la conversación
- Sentarse delante de la mesa y no detrás.
- El grupo se sienta en forma de "U".
- Someter a valoración del grupo las propuestas que vayan surgiendo.
- No dar respuestas de inmediato.
- Potenciar y respetar los ritmos distintos.
- Evidenciar que hay diferentes personas que forman el grupo, y el grupo evidenciar la profundidad de cada tema.
- Potenciar el autoconocimiento, saber por qué estamos aquí.
La pregunta
Preguntar es una parte esencial de la comunicación. Con ella avanzamos en el
conocimiento de las cosas y de las demás personas. Así, la pregunta nos sirve para acercarnos: establece un vínculo entre quien pregunta, la persona que responde y quienes puedan estar escuchando.
Hay distintos tipos de preguntas. Con cada pregunta conseguimos resultados distintos, todos ellos necesarios para crear el clima y los canales característicos de cualquier comunicación de calidad. Preguntar "engrasa" el cerebro, y una pregunta suscita otra pregunta, de esta manera vamos intercambiando información muy valiosa que nos permite establecer relaciones de confianza, de creatividad, de seguridad, etc.
Podemos distinguir tres tipos de preguntas: Para conocer, para provocar y para apoyar.
Haciendo preguntas podemos hacer una declaración de intenciones, dejar las cosas claras, garantizar el espacio para expresar una opinión, para garantizar la información... Pero cuando nos comunicamos con la infancia ¿qué lenguaje utilizamos?
Espacios de silencio
Las prisas no suelen ser buenas en los procesos educativos, por ello es conveniente estar alerta para no anticiparse, para escuchar, porque, en muchas ocasiones, para eludir los espacios de silencio, nos adelantamos y no estamos dando un tiempo quizá necesario para que hable alguien del grupo infantil. Superar la angustia que provoca el silencio nos ayudará a no atropellar con la palabra, y comprobaremos que a menudo, después de un tiempo en silencio, se dicen cosas extraordinarias. El silencio nos permite reencontrarnos, nos permite la reflexión después de la acción.
La propuesta de ante-proyecto
Si nos presentamos con una propuesta de participación elaborada y terminada, el grupo infantil lo toma como algo ya decidido, y son conscientes de que no han participado en ella. Por este motivo, hay que presentarles un boceto mínimo que puedan ir completando según sus gustos y preferencias. De ahí que se llame "propuesta de ante-proyecto".
Etapas del proceso:
• Información: Información que damos a la infancia, y ella al equipo educativo. Este concepto ha de entenderse con ese doble sentido.
• Opinión: Nos interesa mucho la opinión de la infancia sobre la información que le damos, porque sin saber su opinión no es posible conseguir que la infancia haga suya la propuesta de ante-proyecto, para transformarla realmente en un ante-proyecto como tal y que ya no sea sólo una propuesta. Porque, en definitiva, lo que nos interesa de esta etapa en que predominan los aspectos de la comunicación es lo que los niños y las niñas entienden y piensan de lo que les decimos. Por eso es tan vital garantizar el ejercicio del derecho a la opinión.
• Planificación: En esta etapa de planificación el grupo infantil hace suyo el proyecto y, por ese motivo, también se fijan las bases de lo que será el proyecto, pues no hay que olvidar que trabajamos a partir de lo que la infancia quiere hacer. Es el momento de recoger sus opiniones y sus ideas sobre nuestra propuesta de anteproyecto. Es, claramente, una etapa de negociación entre quienes componen el grupo, por un lado, y entre éstos y el equipo educativo, por otro.
• Decisión: Después de la negociación se concreta un proyecto y se prepara la organización para llevarlo a cabo. En este momento se asumen ya las responsabilidades que todo proyecto de participación conlleva.
• Gestión: Constituye el desarrollo de la acción planificada y la puesta en marcha de las actividades previstas en el proyecto.
• Evaluación: Es la retroalimentación para volver a empezar. Es una etapa fundamental porque es la que nos va a mostrar hasta dónde ha llegado el proyecto, y, desde allí, continuar, avanzar, aprender...
Investigación Acción-Participativa
Si realmente se desea involucrar a la infancia en un proyecto de participación debe hacerse desde su diseño. De esta premisa parte el enfoque llamado "Investigación
Acción-Participativa". Se llama así para dar a entender que son las mismas personas las que participan de la investigación y de la acción resultante. Las principales características son:
- Que la investigación sea realizada por o con las personas involucradas.
- Que quien realiza la investigación se comprometa con la gente y con el control y análisis que elaboren
- Que la investigación se inicie con un problema concreto identificado por quienes van a participan.
- Que se investiguen las causas del problema.
Según R. Hart, "cuando la gente se involucra en una investigación y en una acción
que redunda en su propio interés, se anima a trabajar más y por medio de este efecto acumulativo llega a encarar las barreras para su propio cambio".
La asamblea
Proponemos la asamblea como espacio de participación, entendiendo por asamblea una fórmula organizativa que ordena la vida en común y que cumple, al menos, con tres funciones muy relevantes:
- Establece las reglas y las normas que van a organizar nuestra vida dentro
de una sociedad (incluso las reglas de la propia asamblea).
-Reparte responsabilidades individuales y colectivas para garantizar el buen funcionamiento del grupo.
- En ella se discuten y deciden qué proyectos se van a llevar a cabo y, a su término, se procederá a la evaluación.
Como se puede ver, la asamblea es un órgano de gobierno de la vida en común de un grupo, de una asociación o de una colectividad. Por este motivo es un elemento básico para el funcionamiento democrático. En ella, en la asamblea, encontramos varias virtudes:
- Se basa en el principio de igualdad. Quienes componen la asamblea tienen los mismos derechos y los mismos deberes.
- Debe garantizar el derecho a poder expresarse libremente.
- Nos permite incidir, mediante nuestra opinión y nuestro voto, en la toma de decisiones.
- Nos llama a la auto-responsabilidad, pues se toman decisiones que nos afectan directamente.
- Es fundamentalmente un ejercicio práctico de la democracia.
Grupos reducidos
En nuestra opinión, para desarrollar un proyecto lo mejor es organizarse en grupos reducidos, porque permite a sus integrantes, en nuestro caso los niños y las niñas, vivir de una forma más directa todo lo relacionado con la promoción de la de la participación de la infancia.
Los grupos reducidos facilitan:
- La comunicación.
- Asumir responsabilidades (éstas se pueden intercambiar a lo largo del tiempo, de forma que sean rotativas).
- Disminuir el efecto de la presión de grupo.
- Atender a cada persona de forma más individualizada.
- Sentirse más protagonista.
Pequeñas responsabilidades
Tener asignadas pequeñas tareas o funciones que conlleven responsabilidades, por pequeñas que éstas sean, respecto al funcionamiento de nuestra asociación o del proyecto en el que estemos, permite a los niños y las niñas una mayor identificación e implicación en el trabajo que realizamos, al poder ser y sentirse imprescindibles.
Asumir responsabilidades concretas rompe con la tan arraigada idea de decir:
"entre todo el mundo lo haremos todo". No debemos confundir el participar por igual con un falso discurso democrático que no lleva a ninguna parte. Para que nuestra vida en común sea democrática, debemos asumir funciones y responsabilidades concretas y unipersonales como una forma más de participar. Difícilmente podremos asumir mayores responsabilidades con eficacia y solvencia sin habernos entrenado en ello previamente. En el proceso educativo de incorporación a la vida social es muy útil que las personas mayores nos encarguen y nos confíen pequeñas responsabilidades.
Espacios de participación infantil
Nuevos espacios de participación infantil desde la iniciativa pública y la iniciativa social
Iniciativa pública
• Consultas infantiles: Se trata de experiencias innovadoras de ayuntamientos que fomentan la participación de menores en el diseño y desarrollo de su plan de infancia, para lo cual es imprescindible una exposición, discusión y valoración de dicho plan. Sólo después de llevar a cabo esta labor el grupo infantil puede hacer propuestas.
Una manera de recoger ideas, valoraciones y propuestas de los niños y las niñas de un municipio, en relación a los aspectos centrales de su vida: la familia, la escuela, su tiempo libre, su ciudad, etc., es a través de diversas actividades adaptadas a cada grupo de edad. Estas actividades se realizan en una muestra representativa sobre el porcentaje del total de menores de cada municipio, y son desarrolladas por un equipo educativo en los espacios escolares y de tiempo libre. Una vez finalizada la consulta y haber recogido todos los datos y propuestas, se elabora un documento final para que el Ayuntamiento lo tenga en cuenta en la redacción definitiva de su plan de infancia. Este proceso se cierra cuando, una vez elaborado el plan, se presenta en un lenguaje sencillo para difundirlo y que los niños conozcan lo que su Ayuntamiento va a realizar en los próximos años.
• Consejos de infancia: Para continuar con este proceso, algunos ayuntamientos van más allá y están creando los llamados consejos de infancia. Se trata de un consejo formado por un grupo de unos 15 niños y niñas, entre los 7 y 15 años, cuya función es velar por el cumplimiento de los compromisos adquiridos por un Ayuntamiento en su plan de infancia. Es, también, un grupo consultivo, que de manera mensual se reúne con responsables de infancia de diferentes áreas municipales para debatir sobre asuntos que afectan a la vida de los niños y niñas de ese municipio. Estos consejos suelen renovarse cada dos años, y se conforman mediante elecciones en los colegios, donde se vota, primero, dos candidaturas por centro. Más tarde se confecciona una lista, integrada por las personas elegidas en los centros de enseñanza, de la que salen quienes componen el consejo.
• Apoyo al asociacionismo y la formación de profesionales: Por último, entre las medidas que los ayuntamientos contemplan dentro de sus planes de infancia para promover la participación infantil se encuentra: el apoyo a la creación de grupos infantiles, el mantenimiento y creación de servicios de atención a la infancia, la formación del equipo educativo sobre los derechos de la infancia, etc.
Está claro que son ideas muy interesantes que no se desarrollan en todos los
Ayuntamientos y tampoco en las Comunidades Autónomas. Si se les da una oportunidad para participar en el propio municipio, y se les pregunta ¿cómo te gustaría que fuera el parque? y ¿el funcionamiento del transporte público?... ellos y ellas tienen opinión. Estas son decisiones que toma el Ayuntamiento pero que les afecta totalmente, por lo tanto tienen que ser escuchados y escuchadas. Sin embargo estas propuestas no están en último escalón de la escalera de la participación infantil.
La iniciativa social
Afortunadamente, cada vez hay más entidades sociales que reconocen la importancia de trabajar con y desde la infancia, y que, con independencia de si sus objetivos se centran en la defensa de los derechos de protección o de promoción, están incorporando metodologías de trabajo que permite a la infancia ejercer su derecho a la participación. Este cambio está siendo lento porque supone tener otro punto de partida, otra perspectiva dentro de su cultura de organización. Ya no es suficiente hacer cosas para la infancia, se trata de hacerlas teniendo presente sus opiniones, ideas y propuestas en relación a sus propias necesidades, es decir, escuchar las soluciones que ven a sus problemas, la manera de organizar las actuaciones que se realizan, o facilitar que lleven a cabo la organización de algunas de sus propuestas. Las iniciativas sociales que han sido más pioneras en todo esto han sido los movimientos y asociaciones infantiles y los grupos de tiempo libre. Para promover y mejorar este derecho a la participación, las líneas estratégicas de actuación de las entidades sociales se están orientando hacia esa dirección, que incluye:
- Sensibilizar y formar a sus integrantes, a personas asalariadas y a voluntarias, sobre la participación de los niños. Se suele hacer a través de cursos, seminarios, jornadas…
- Desarrollar experiencias educativas que enseñen a los niños y a las niñas a participar tanto en las entidades como en otros espacios de su vida cotidiana.
- Elaborar materiales y recursos educativos sobre los derechos de la infancia y la participación.
- Crear espacios de participación infantil dentro de las organizaciones, como pueden ser los comités o consejos infantiles
- Establecer canales de comunicación entre menores, así como entre menores
y personas adultas. Se puede realizar mediante encuentros y foros de debate, chat en internet, etc.
- Sensibilizar a padres, madres y equipo educativo sobre la importancia de la participación. Se puede hacer con campañas, escuelas de padres y madres, cursos de formación…
Como podemos ver son muchos los elementos que se requieren para realizar un proyecto de participación infantil, ejemplos de países como España, Colombia, Estados Unidos nos sirven de apoyo, pero nunca hay que olvidar que la participación debe estar basada en los principios de los derechos de los niños establecidos por la UNICEF y que para que sean eficaces deben ser escuchados por los representantes políticos y llevados a la práctica.
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